Resum i col.lecció de cites de Carles Castaneda.
RESUM I COL.LECCIÓ DE CITES DE Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: Lo que diferencia al guerrero del hombre medio es su elección constante de un camino con corazón. Sabe que un camino tiene corazón cuando es uno con él, cuando experimenta una gran paz y placer al recorrerlo." UNA REALIDAD APARTE Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: El siguiente es mi fragmento favorito de LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN de Carlos Castaneda:
« [...] ¿Cómo? ¿Hay alguna manera especial de evitar el dolor?
-Sí, hay una manera,
-¿Es una fórmula, o un procedimiento, o qué?
-Es una manera de agarrarse a las cosas. Por ejemplo, cuando yo estaba aprendiendo sobre la yerba del diablo, era demasiado ansioso. Me agarraba a las cosas de la misma manera que los niños agarran dulces. La yerba del diablo es sólo un camino entre
cantidades de caminos. Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no
deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Para tener esa
claridad debes llevar una vida disciplinada. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice. Pero tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. Te prevengo. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre muy viejo. Mi benefactor me habló de ella una vez cuando yo era joven, y mi sangre era demasiado vigorosa
para que yo la entendiera, Ahora sí la entiendo. Te diré cuál es: ¿tiene corazón este camino? Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos,
largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi
benefactor, ¿Tiene corazón este camino? Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida.
Uno te hace fuerte; el otro te debilita. [...] »
LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: CAMINO CON CORAZÓN.
LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN. Carlos Castaneda.
- Pero ¿cómo sé de seguro si un camino tiene corazón o no?
-Cualquiera puede saber eso. El problema es que nadie hace la pregunta, y cuando
uno por fin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a
punto de matarlo. En esas circunstancias muy pocos hombres pueden pararse a
considerar, y más pocos aún pueden dejar el camino.
-¿Cómo debo proceder para hacer la pregunta apropiada, don Juan?
-Pregunta nada más.
-Lo que quiero decir es si hay un método indicado para que yo no me mienta a mí
mismo y crea que la respuesta es sí cuando en realidad es no,
-¿Por qué habrías de mentir?
-Tal vez porque en el momento el camino es agradable y me gusta.
-Esas son tonterías. Un camino sin corazón nunca es disfrutable. Hay que trabajar
duro tan sólo para tomarlo. En cambio, un camino con corazón es fácil: no te hace tra-
bajar por tomarle gusto.
LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: CAMINO CON CORAZÓN.
Un diablero es un diablero y un guerrero es un
guerrero. O se puede ser las dos cosas. Hay bastante gente que es las dos cosas. Pero
un hombre que sólo recorre los caminos de la vida lo es todo. Hoy no soy ni guerrero ni
diablero. Para mí ya no hay nada de eso. Para mí sólo recorrer los caminos que tienen
corazón, cualquier camino que tenga corazón.
LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: PARA APRENDER HAY QUE SEGUIR ALGÚN CAMINO DIFÍCIL.
Añadió que nada en este mundo era un regalo: todo cuanto
hubiera que aprender debía aprenderse por el camino difícil.
LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: DESATINO CONTROLADO.
Me ha dicho usted muchas veces, don Juan, que un brujo no puede permitirse desatinos. Jamás pensé que
tuviera usted alguno.
Don Juan me miró con ojos penetrantes. Se levantó, miró a Eligio y luego a Lucio. Se encajó el sombrero en la
cabeza, palmeándolo en la copa.
-Es posible insistir, insistir como es debido, aunque sepamos que lo que hacemos no tiene caso -dijo, sonrien-
do-. Pero primero debemos saber que nuestros actos son inútiles, y luego proceder como si no lo supiéramos.
Eso es el *desatino* *controlado* de un brujo.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: DESATINO CONTROLADO.
Acaso podría usted decirme más acerca de su desatino controlado -dije.
-¿Qué quieres saber de eso?
-Dígame por favor, don Juan, ¿qué es exactamente el desatino controlado?
Don Juan rió fuerte y produjo un sonido chasqueante golpeándose el muslo con la mano ahuecada.
-¡Esto es desatino controlado! -dijo, y nuevamente rió y golpeó su muslo.
-¿Qué quiere usted decir . . . ?
-Estoy feliz de que, al cabo de tantos años, finalmente me hayas preguntado por mi desatino controlado, y sin
embargo no me hubiera importado en lo más mínimo si nunca hubieras preguntado. Pero he decidido sentirme fe-
liz, como si me importara que preguntases, como si im portara que me importara. ¡Eso es desatino controlado!
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: DESATINO CONTROLADO.
¿Con quiénes practica usted el desatino controlado, don Juan? -pregunté tras un silencio largo.
El chasqueó la lengua.
-¡Con todos! -exclamó, sonriendo.
-Entonces, ¿cuándo decide usted practicarlo?
-Cada vez que actúo.
En ese punto sentí necesidad de recapitular, y le pre gunté si desatino controlado significaba que sus actos no eran nunca sinceros, sino sólo los actos de un actor.
-Mis actos son sinceros -dijo-, pero sólo son los actos de un actor.
-¡Entonces todo lo que usted hace debe ser desatino controlado! -dije, verdaderamente sorprendido.
-Sí, todo -dijo él.
-Pero no puede ser cierto -protesté- que cada uno de sus actos sea únicamente eso.
-¿Por qué no? -replicó con una mirada misteriosa.
-Eso significaría que nada tiene caso para usted y que nada ni nadie le importan en verdad. Yo, por ejemplo.
¿Quiere usted decir que no le importa si yo me convierto o no en hombre de conocimiento, o si vivo, si muero, si
hago cualquier cosa?
-¡Cierto! No me importa. Tú eres como Lucio, o como cualquier otro en mi vida, mi desatino controlado.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: APRENDER A VER Y DESATINO CONTROLADO.
Siento que no estamos hablando de lo mismo -di je-. No debía haberme puesto como ejemplo. Lo que quise
decir es que debe haber algo en el mundo que a usted le importe en una forma que no sea desatino con trolado.
No creo que sea posible seguir viviendo si nada nos importa en realidad.
-Eso se aplica a ti -dijo-. Las cosas te importan a ti. Tú me preguntaste por mi desatino controlado y yo te dije
que todo cuanto hago en relación conmigo mismo y con mis semejantes es precisamente eso, porque nada
importa.
-La cosa es, don Juan, que si nada le importa, ¿cómo puede usted seguir viviendo?
Rió, y tras una pausa momentánea, en la que pareció deliberar si responderme o no, se levantó y fue al tras patio
de su casa. Lo seguí.
-Espere, espere, don Juan -dije-. De veras quiero saber; debe usted explicarme lo que quiere decir.
-A lo mejor no es posible explicar -dijo él-. Cier tas cosas de tu vida te importan porque son importantes; tus
acciones son ciertamente importantes para ti, pero para mí, ni una sola cosa es importante ya, ni mis acciones ni
las acciones de mis semejantes. Pero sigo viviendo porque tengo mi voluntad. Porque he templado mi voluntad a
lo largo de toda mi vida, hasta hacerla impecable y completa, y ahora no me importa que nada importe. Mi
voluntad controla el desatino de mi vida.
Se acuclilló y pasó los dedos sobre unas hierbas que había puesto a secar al sol en un gran trozo de arpillera.
Me hallaba desconcertado. Jamás habría podido antici par la dirección que mi interrogatorio había tomado. Tras
una larga pausa, pensé en un buen punto. Le dije que en mi opinión algunos actos de mis semejantes tenían
impor tancia suprema. Señalé que una guerra nuclear era defini tivamente el ejemplo más dramático de un acto así.
Dije que, para mí, destruir la vida en toda la faz de la tierra era un acto de enormidad vertiginosa.
-Crees eso porque estás pensando. Estás pensando en la vida -dijo don Juan con un brillo en la mirada-. No
estás viendo.
-¿Me sentiría distinto si pudiera ver? -pregunté.
-Una vez que un hombre *aprende a ver,* se halla solo en el mundo, sin nada más que *desatino* -dijo don Juan en
tono críptico.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: DIFERENCIA ENTRE VER Y MIRAR.
Lo que me dijo usted esta tarde acerca del desatino controlado me ha inquietado muchísimo -dije-. Real mente
no puedo entenderlo.
-Claro que no puedes entenderlo -dijo-. Estás tra tando de pensarlo, y lo que yo dije no encaja con tus
pensamientos.
-Estoy tratando de pensarlo -dije- porque ésa es la única forma en que yo, personalmente, puedo entender
cualquier cosa. Por ejemplo, don Juan, ¿dice usted que, cuando uno aprende a ver, todo en el mundo entero care-
ce de valor?
-No dije de valor. Dije de importancia. Todo es igual y por lo tanto sin importancia. Por ejemplo, no hay ma nera
de decir que mis actos son más importantes que los tuyos, o que una cosa es más esencial que otra; por lo tan-
to, todas las cosas son iguales, y al ser iguales carecen de importancia.
Le pregunté si estaba declarando que lo que había lla mado "ver" era en efecto una "manera mejor" que el simple
"mirar las cosas".
Dijo que los ojos del hombre podían realizar ambas funciones, pero ninguna era mejor que la otra; sin em bargo,
educar los ojos nada más para mirar era, en su opi nión, un desperdicio innecesario.
-Por ejemplo, para reír necesitamos mirar con los ojos -dijo-, porque sólo cuando miramos las cosas po demos
captar el filo gracioso del mundo. En cambio, cuando nuestros ojos ven, todo es tan igual que nada tiene gracia.
-¿Quiere usted decir, don Juan, que un hombre que ve nunca puede reír?
Permaneció en silencio un rato.
-Tal vez haya hombres de conocimiento que nunca ríen -dijo-. Pero no conozco ninguno. Los que conoz co ven y
también miran, de modo que ríen.
-¿Lloraría asimismo un hombre de conocimiento?
-Por supuesto. Nuestros ojos miran para que poda mos reír, o llorar, o regocijarnos, o estar tristes, o estar
contentos. A mí personalmente no me gusta estar triste; por eso, cada vez que presencio algo que por lo común
me entristecería, simplemente cambio los ojos y lo veo en lugar de mirarlo. Pero cuando encuentro algo gracioso,
miro y me río.
-Pero entonces, don Juan, su risa es genuina, y no desatino controlado.
Don Juan se me quedó mirando un momento.
-Yo hablo contigo porque me haces reír -dijo-. Me haces acordar a unas ratas coludas del desierto que se
quedan atracadas cuando meten la cola en agujeros tra tando de ahuyentar a otras ratas para robarles la comida.
Tú quedas atrapado en tus propias preguntas. ¡Ten cui dado! A veces, esas ratas se arrancan la cola al soltarse.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: MIRAR LO QUE LE HACE FELIZ A UNO.
SIEMPRE ESCOJER EL CAMINO CON CORAZÓN.
SI ALGO NOS HACE INFELICES CAMBIAR LOS OJOS Y EN LUGAR DE MIRAR VER.
Mi risa, así como todo cuanto hago, es de verdad -dijo don Juan-, pero también es desatino controlado porque
es inútil; no cambia nada y sin embargo lo hago.
-Pero según yo lo entiendo, don Juan, su risa no es inútil. Lo hace a usted feliz.
-¡No! Soy feliz porque escojo mirar las cosas que me hacen feliz, y entonces mis ojos captan su filo gracioso y
me río. Te lo he dicho incontables veces. Siempre hay que escoger el camino con corazón para estar lo mejor
posible, quizá para poder reír todo el tiempo.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: DESATINO DEL BUENO.
“Por eso un hombre de conocimiento elige un camino con corazón y lo sigue: y luego mira y se regocija y ríe; y
luego ve y sabe. Sabe que su vida se acabará en un abrir y cerrar de ojos; sabe que él, así como todos los
demás, no va a ninguna parte; sabe, porque ve, que nada es más importante que lo demás. En otras palabras, un
hombre de conocimiento no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni tierra, sólo tiene vida que vivir, y en
tal condición su única liga con sus semejantes es su desatino controlado. Así, un hombre de conocimiento se
esfuerza, y suda, y resuella, y si uno lo mira es como cualquier hombre común, excepto que el desatino de su
vida está bajo control. Como nada le importa más que nada, un hombre de conocimiento escoge cualquier acto, y
lo actúa como si le importara. Su desatino controlado lo lleva a decir que lo que él hace importa y lo lleva a actuar
como si importara, y sin embargo él sabe que no importa; de modo que, cuando completa sus actos se retira en
paz, sin pena ni cuidado de que sus actos fueran buenos o malos, o tuvieran efecto o no.
"Por otro lado, un hombre de conocimiento puede pre ferir quedarse totalmente impasible y no actuar jamás, y
comportarse como si el ser impasible le importara de verdad; también en eso será genuino y justo, porque eso es
también su desatino controlado".
En este punto me enredé en un esfuerzo muy complicado por explicar a don Juan mi interés en saber qué
motivaría a un hombre de conocimiento a actuar en determinada for ma a pesar de saber que nada importaba.
Chasqueó suavemente la lengua antes de responder.
-Tú piensas en tus actos -dijo-. Por eso tienes que creer que tus actos son tan importantes como piensas que
son, cuando en realidad nada de lo que uno hace es im portante. ¡Nada! Pero entonces, si nada importa en reali-
dad, me preguntaste, ¿cómo puedo seguir viviendo? Sería más sencillo morir; eso es lo que dices y lo que crees,
por que estás pensando en la vida, igual que ahora piensas en cómo será ver. Querías que te lo describiera para
poder ponerte a pensar en ello, igual que haces con todo lo de más. Sólo que, en el caso de ver, pensar no es lo
fuerte, así que no puedo decirte cómo es ver. Ahora quieres que te describa las razones de mi desatino
controlado y sólo puedo decirte que el desatino controlado se parece mucho a ver; es algo en lo que no se puede
pensar.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: NADA IMPORTA. SER VICTORIOSO Y SER DERROTADO SON IGUALES.
Dije a don Juan que mi conflicto surgía de las dudas a que me habían arrojado sus palabras sobre el desatino
con trolado.
-Si nada importa en realidad -dije-, al convertirse en hombre de conocimiento uno se hallaría, forzosamente, tan
vacío como mi amigo y no en mejor posición.
-No es así -dijo don Juan, cortante-. Tu amigo se siente solo porque morirá sin ver. Su vida sólo fue para hacerse
viejo y ahora ha de sentirse más mal que nunca. Siente haber desperdiciado cuarenta años porque buscaba
victorias y no halló sino derrotas. Jamás sabrá que ser vic torioso y ser derrotado son iguales.
"Conque ahora me tienes miedo por haberte dicho que eres igual a todo lo demás. Te estás haciendo el necio.
Nuestra suerte como hombres es aprender, y al conoci miento se va como a la guerra; te lo he dicho incontables
veces. Al conocimiento o a la guerra se va con miedo, con respeto, sabiendo que se va a la guerra, y con absoluta
confianza en sí mismo. Confía en ti, no en mí.
"Conque temes el vacío de la vida de tu amigo. Pero no hay vacío en la vida de un hombre de conocimiento: te lo
digo yo. Todo está lleno hasta el borde.
Don Juan se puso en pie y extendió los brazos como palpando cosas en el aire.
-Todo está lleno hasta el borde -repitió-, y todo es igual. Yo no soy como tu amigo que nada más se hizo viejo.
Cuando yo te digo que nada importa, no lo digo como él. Para él, su lucha no valió la pena porque salió derrotado;
para mí no hay victoria, ni derrota, ni vacío. Todo está lleno hasta el borde y todo es igual y mi lucha valió la pena.
"Para convertirse en hombre de conocimiento hay que ser un guerrero, no un niño llorón. Hay que luchar sin
entregarse, sin una queja, sin titubear, hasta que uno vea, y sólo entonces puede uno darse cuenta que nada
importa.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: SOBRE EL QUERER.
[...] pregunté a don Juan si desatino controlado quería decir que un hombre
de conocimiento ya no podía querer a nadie.
Dejó de comer y rió.
-Te importa demasiado querer a los otros o que te quie ran a ti -dijo-. Un hombre de conocimiento quiere, eso es
todo. Quiere lo que se le antoja o a quien se le antoja, pero usa su desatino controlado para andar sin pena ni
cuidado. Lo contrario de lo que tú haces ahora. Que los otros lo quieren o no lo quieran a uno no es todo lo que se
puede hacer como hombre.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: DON JUAN ANTE LA MUERTE DE SU HIJO.
¿Cómo ejercita su desatino controlado un hombre de conocimiento en el caso de la muerte de una persona a
quien ama?
Tomado por sorpresa, don Juan me miró extrañado.
-Digamos su nieto Lucio -dije-. ¿Serían desatino controlado los actos de usted en caso de que él muriera?
-Digamos mi hijo Eulalio, es mejor ejemplo -repuso con calma don Juan-. Lo aplastó un derrumbe cuando tra-
bajaba en la construcción de la Carretera Panamericana. La manera como actué con él en el momento de su
muerte fue desatino controlado. Cuando llegué a la zona de ex plosivos, casi estaba muerto, pero su cuerpo era
tan fuerte que seguía moviéndose y pataleando. Me puse frente a él y les dije a los muchachos de la cuadrilla que
ya no lo acarrearan; me obedecieron y se quedaron allí parados al rededor de mi hijo, mirando su cuerpo
maltrecho. Yo tam bién me quedé allí parado, pero sin mirar. Cambié mis ojos para ver cómo su vida personal se
deshacía, se exten día incontrolable más allá de sus limites, como una neblina de cristales, porque así es como la
vida y la muerte se mezclan y se expanden. Eso fue lo que hice en la hora de la muerte de mi hijo. Eso es todo lo
que uno podría hacer, y es desatino controlado. Si lo hubiera mirado, lo hubiera visto quedarse quieto y habría
sentido un grito por dentro, porque ya nunca más miraría su hermosa figura caminando por la tierra. En lugar de
eso vi su muerte, y no hubo tristeza ni sentimiento. Su muerte era igual a todo lo demás.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: UN HOMBRE QUE SABE QUE JAMÁS ENTENDERÁ TODO LO QUE LE RODEA.
Entonces, don Juan, si le he entendido correctamente -dije-, los únicos actos en la vida de un hombre de co-
nocimiento que no son desatino controlado son aquéllos que realiza con su aliado o con Mescalito. ¿No es
cierto?
-Es cierto -dijo chasqueando la lengua-. Mi aliado y Mescalito no están al nivel de nosotros los seres huma nos.
Mi desatino controlado se aplica sólo a mí mismo y a los actos que realizo en compañía de mis semejantes.
-Sin embargo -dije-, es una posibilidad lógica pen sar que un hombre de conocimiento puede también con siderar
desatino controlado sus actos con su aliado o con Mescalito, ¿verdad?
Me miró un momento.
-Estás pensando otra vez -dijo-. Un hombre de co nocimiento no piensa, por lo tanto no puede encontrarse con
esa posibilidad. Aquí estoy yo, por ejemplo. Yo digo que mi desatino controlado se aplica a los actos que realizo
en compañía de mis semejantes; lo digo porque puedo ver a mis semejantes. Sin embargo, no puedo ver a mi
aliado y eso lo hace incomprensible para mi, así que ¿cómo voy a controlar mi desatino si no lo veo? Con mi
aliado o con Mescalito yo soy solamente un hombre que sabe cómo ver y se desconcierta con lo que ve; un
hombre que sabe que jamás entenderá todo lo que lo rodea.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: SER TODO LLEGANDO A SER NADA.
Mi benefactor era un brujo de grandes poderes -pro siguió-. Era un guerrero hecho y derecho. Su voluntad era en
verdad su hazaña suprema. Pero un hombre puede ir todavía más allá; puede aprender a ver. Al aprender a ver, ya
no necesita vivir como guerrero, ni ser brujo. Al aprender a ver, un hombre llega a ser todo llegando a ser nada.
Desaparece, por así decirlo, y sin embargo está allí. Yo diría que éste es el tiempo en que un hombre puede ser o
puede obtener cualquier cosa que desea. Pero no desea nada, y en vez de jugar con sus semejantes como si
fueran juguetes, los encuentra en medio de su desatino. La única diferencia es que un hombre que ve controla su
desatino, mientras que sus semejantes no pueden hacerlo. Un hombre que ve ya no tiene un interés activo en sus
semejantes. El ver lo ha despegado de absolutamente todo lo que conocía antes.
UNA REALIDAD APARTE. Carlos Castaneda.
[9/5 9:10] Pep Miralles Martorell: CÓMO SUPERAR EL MIEDO y también la claridad y el poder para convertirse en HOMBRE DE CONOCIMIENTO según Carlos Castaneda.
Cuando un hombre empieza a aprender, nunca sabe lo que va a encontrar. Su
propósito es deficiente; su intención es vaga. Espera recompensas que nunca llegarán,
pues no sabe nada de los trabajos que cuesta aprender.
"Pero uno aprende así, poquito a poquito al comienzo, luego más y más. Y sus
pensamientos se dan de topetazos y se hunden en la nada. Lo que se aprende no es
nunca lo que uno creía. Y así se comienza a tener miedo. El conocimiento no es nunca
lo que uno se espera. Cada paso del aprendizaje es un atolladero, y el miedo que el
hombre experimenta empieza a crecer sin misericordia, sin ceder. Su propósito se
convierte en un campo de batalla.
"Y así ha tropezado con el primero de sus enemigos naturales: ¡el miedo! Un enemigo
terrible: traicionero y enredado como los cardos. Se queda oculto en cada recodo del
camino, acechando, esperando. Y si el hombre, aterrado en su presencia, echa a
correr, su enemigo habrá puesto fin a su búsqueda."
-¿Qué le pasa al hombre si corre por miedo?
Nada le pasa, sólo que jamás aprenderá. Nunca llegará a ser hombre de
conocimiento. Llegará a ser un maleante, o un cobarde cualquiera, un hombre
inofensivo, asustado; de cualquier modo, será un hombre vencido. Su primer enemigo
habrá puesto fin a sus ansias.
-¿Y qué puede hacer para superar el miedo?
-La respuesta es muy sencilla. No debe correr. Debe desafiar a su miedo, y pese a él
debe dar el siguiente paso en su aprendizaje, y el siguiente, y el siguiente. Debe estar
lleno de miedo, pero no debe detenerse. ¡Esa es la regla! Y llega un momento en que
su primer enemigo se retira. El hombre empieza a sentirse seguro de si. Su propósito se
fortalece. Aprender no es ya una tarea aterradora.
"Cuando llega ese momento gozoso, el hombre puede decir sin duda que ha vencido a
su primer enemigo natural."
-¿Ocurre de golpe, don Juan, o poco a poco?
-Ocurre poco a poco, y sin embargo el miedo se conquista rápido y de repente.
-¿Pero no volverá el hombre a tener miedo si algo nuevo le pasa?
-No. Una vez que un hombre ha conquistado el miedo, está libre de él por el resto de
su vida, porque a cambio del miedo ha adquirido la claridad: una claridad de mente que
borra el miedo. Para entonces, un hombre conoce sus deseos; sabe cómo satisfacer
esos deseos. Puede prever los nuevos pasos del aprendizaje, y una claridad nítida lo
rodea todo. El hombre siente que nada está oculto,
"Y así ha encontrado a su segundo enemigo: ¡la claridad! Esa claridad de mente, tan
difícil de obtener, dispersa el miedo, pero también ciega.
"Fuerza al hombre a no dudar nunca de sí. Le da la seguridad de que puede hacer
cuanto se le antoje, porque todo lo que ve lo ve con claridad. Y tiene valor porque tiene
claridad, y no se detiene en nada porque tiene claridad. Pero todo eso es un error; es
como si viera algo claro peto incompleto. Si el hombre se rinde a esa ilusión. de poder,
ha sucumbido a su segundo enemigo y será torpe para aprender. Se apurará cuando
debía ser paciente, o será paciente cuando debería apurarse. Y tonteará con el apren-
dizaje, hasta que termine incapaz de aprender nada más.
-¿Qué pasa con un hombre derrotado en esa forma, don Juan? ¿Muere en
consecuencia?
-No, no muere. Su segundo enemigo nomás ha parado en seco sus intentos de
hacerse hombre de conocimiento; en vez de eso, el hombre puede volverse un guerrero
impetuoso, o un payaso. Pero la claridad que tan caro ha pagado no volverá a
transformarse en oscuridad y miedo. Será claro mientras viva, pero ya no aprenderá ni
ansiará nada.
-Pero ¿qué tiene que hacer para evitar la derrota?
-Debe hacer lo que hizo con el miedo: debe desafiar su claridad y usarla sólo para ver,
y esperar con paciencia y medir con tiento antes de dar otros pasos; debe pensar,
sobre todo, que su claridad es casi un error. Y vendrá un momento en que comprenda
que su claridad era sólo un punto delante de sus ojos. Y así habrá vencido a su segundo enemigo, y llegará a una posición donde nada puede ya dañarlo. Esto no será
un error ni tampoco una ilusión. No será solamente un punto delante de sus ojos. Ése
será el verdadero poder.
"Sabrá entonces que el poder tanto tiempo perseguido es suyo por fin. Puede hacer
con él lo que se le antoje. Su aliado está a sus órdenes. Su deseo es la regla. Ve claro
y parejo todo cuanto hay alrededor. Pero también ha tropezado con su tercer enemigo:
¡el poder!
"El poder es el más fuerte de todos los enemigos. Y naturalmente, lo más fácil es
rendirse; después de todo, el hombre es de veras invencible. Él manda; empieza
tomando riesgos calculados y termina haciendo reglas, porque es el amo del poder.
"Un hombre en esta etapa apenas advierte que su tercer enemigo se cierne sobre él.
Y de pronto, sin saber, habrá sin duda perdido la batalla. Su enemigo lo habrá transfor-
mado en un hombre cruel, caprichoso."
-¿Perderá su poder?
-No, nunca perderá su claridad ni su poder.
-¿Entonces qué lo distinguirá de un hombre de conocimiento?
-Un hombre vencido por el poder muere sin saber realmente cómo manejarlo. El poder
es sólo un carga sobre su destino. Un hombre así no tiene dominio de si mismo, ni
puede decir cómo ni cuándo usar su poder.
-La derrota a manos de cualquiera de estos enemigos ¿es definitiva?
-Claro que es definitiva. Cuando uno de estos enemigos vence a un hombre, no hay
nada que hacer.
-¿Es posible, por ejemplo, que el hombre vencido por el poder vea su error y se
corrija?
-No. Una vez que un hombre se rinde, está acabado.
-¿Pero si el poder lo ciega temporalmente y luego él lo rechaza?
-Eso quiere decir que la batalla sigue. Quiere decir que todavía está tratando de
volverse hombre de conocimiento. Un hombre está vencido sólo cuando ya no hace la
lucha y se abandona.
-Pero entonces, don Juan, es posible que un hombre se abandone al miedo durante
años, pero finalmente lo conquiste,
-No, eso no es cierto. Si se rinde al miedo nunca lo conquistará, porque se asustará de
aprender y no volverá a hacer la prueba. Pero si trata de aprender durante años, en
medio de su miedo, terminará conquistándolo porque nunca se habrá abandonado a él
en realidad.
-¿Cómo puede vencer a su tercer enemigo, don Juan?
-Tiene que desafiarlo, con toda intención. Tiene que llegar a darse cuenta de que el
poder que aparentemente ha conquistado no es nunca suyo en verdad. Debe tenerse a
raya a todas horas, manejando con tiento, y con fe todo lo que ha aprendido. Si puede
ver que, sin control sobre sí mismo, la claridad y el poder son peores que los errores, llegará a un punto en el que todo se domina. Entonces sabrá cómo y cuándo usar su
poder. Y así habrá vencido a su tercer enemigo.
"El hombre estará, para entonces, al fin de su travesía por el camino del conocimiento,
y casi sin advertencia tropezará con su último enemigo: ¡la vejez! Este enemigo es el
más cruel de todos, el único al que no se puede vencer por completo; el enemigo al que
solamente podrá ahuyentar por un instante.
"Este es el tiempo en que un hombre ya no tiene miedos, ya no tiene claridad
impaciente; un tiempo en que todo su poder está bajo control, pero también el tiempo
en el que siente un deseo constante de descansar. Si se rinde por entero a su deseo de
acostarse y olvidar, si se arrulla en la fatiga, habrá perdido el último asalto, y su
enemigo lo reducirá a una débil criatura vieja. Su deseo de retirarse vencerá toda su
claridad, su poder y su conocimiento.
"Pero si el hombre se sacude el cansancio y vive su destino hasta el final, puede
entonces ser llamado hombre de conocimiento, aunque sea tan sólo por esos
momentitos en que logra ahuyentar al último enemigo, el enemigo invencible. Esos
momentos de claridad, poder y conocimiento son suficientes."
LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN. Carlos Castaneda.
[9/5 9:21] Pep Miralles Martorell: Trob que és interessant sa filosofia de Don Juan Matus, un indígena de per devers Mèxic de devers els anys 1960s damunt el que Carlos Castaneda va escriure els seus llibres.
Hi ha coses que aplic, com per exemple EL CAMINO CON CORAZÓN. Però això de VER no ho he aconseguit massa, quan veig coses dramàtiques o tristes o quan es mor qualcú que estim no sé fer això de VER com si només fossin TAQUES DE COLORS o "figures irreals" allò que veig i el que faig és MIRAR i em crec el que MIR i m'afecta.
La POR tampoc no l'he poguda superar mai i sempre tenc pors de moltes coses que em poden amenaçar. Per exemple, quan vaig en cotxe solc pensar amb el que es sent quan tens un xoc frontal amb un altre vehícle i coses d'aquestes i això és POR. Don Juan diu que encara que tenguis POR has de seguir endavant i arriba que la POR fuig. Jo ho intent, però la meva POR no fuig, encara que la desafii. Supòs que convertir-me amb HOMBRE DE CONOCIMIENTO no ha estat encara un CAMINO CON CORAZÓN per a jo i seguesc altres camins.
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