Cuando soy yo mismo? Existencia propia en Heidegger y meditación zen.

Aquí hi ha un diàleg amb xat gpt damunt l'existència pròpia i el jo. He de dir que encara que valor molt la genialitat de xat gpt m'ha decepcionat un poc. PEP EXPONE Y PREGUNTA Heidegger dice: "El uno-mismo dice "yo, yo" muy frecuentemente y en la voz más alta, porque en el fondo no es propiamente él mismo, y esquiva el poder-ser propio." Heidegger dice que el cuidado es la totalidad del ser del Dasein y define el cuidado como: "Anticiparse a sí estando ya en el mundo en medio del ente que comparece dentro del mundo." Heidegger dice que el Dasein está arrojado al mundo y define la condición de arrojado que es un constitutivo del cuidado como: "estar ya en el mundo". Heidegger dice que el Dasein huye hacia el uno en la caída en el mundo del Dasein y define la caída como: "estar en medio del ente que comparece dentro del mundo". Heidegger dice que Kant se equivoca al definir al yo como un sujeto cosa: " Porque el concepto ontológico de sujeto no caracteriza la mismidad [Selbstheit] del yo en tanto que sí-mismo, sino la identidad [Selbigkeit] y permanencia de algo que ya está siempre ahí. Determinar ontológicamente el yo como sujeto significa plantearlo como un ente que ya está siempre ahí. El ser del yo es comprendido como realidad de la res cogitans. Pero, ¿a qué se debe el que Kant no pueda sacar provecho ontológico de su auténtico punto de partida fenoménico en el "yo pienso", y que tenga que recaer (321) en el sujeto, es decir, en lo sustancial? El yo no es solamente un "yo pienso", sino un "yo pienso algo". Pero, ¿no insiste Kant mismo, una y otra vez, en que el yo queda referido a sus representaciones y que sin ellas no es nada? Pero estas representaciones son para él lo "empírico" que es "acompañado" por el yo, los fenómenos a los que éste "adhiere". Pero Kant no muestra en ninguna parte el modo de ser de este "adherir" y aquel "acompañar". En el fondo, este modo es comprendido como un constante co-estar-ahí del yo y sus representaciones. Es cierto que Kant evitó disociar el yo del pensar, pero sin plantear el "yo pienso" en la plenitud de su contenido esencial como un "yo pienso algo" y, sobre todo, sin ver el "supuesto" ontológico del "yo pienso algo" como determinación fundamental del sí-mismo. En efecto, tampoco el planteamiento del "yo pienso algo" está ontológicamente bien determinado, ya que el "algo" mismo queda indeterminado. Si lo que se comprende con ese "algo" es un ente intramundano, entonces allí se encuentra en forma tácita el supuesto del mundo; ahora bien, este fenómeno codetermina justamente la constitución de ser del yo, si el yo ha de poder ser algo así como un "yo pienso algo". El decir "yo" apunta al ente que soy yo, entendido como "yo-estoy-en-un-mundo". Kant no vio el fenómeno del mundo, y fue lo bastante consecuente como para mantener las "representaciones" lejos del contenido apriorístico del "yo pienso". Pero con esto el yo fue reducido forzadamente a la condición de sujeto aislado que acompaña a las representaciones de una manera ontológica enteramente indeterminada." Heidegger dice que el Dasein cotidiano dice "yo" cuando no es él mismo sinó cuando huye hacia el uno que ha caído en la ocupación y se equivoca al apuntar a sí mismo como a un ente cosa (digo "como a un ente cosa" ya que Heidegger dice "se apunta ónticamente a sí mismo"): "Pero, ¿se mienta acaso el yo cotidiano a sí mismo como estando-en-el-mundo? Aquí es necesario distinguir. Al decir "yo", el Dasein apunta, sin duda, al ente que es cada vez él mismo. Pero la autointerpretación cotidiana tiene la tendencia a comprenderse desde el "mundo" de las ocupaciones. Apuntando ónticamente a sí mismo, el Dasein se equivoca en su visión del modo de ser del ente que es él mismo. Y esto es sobre todo válido de la constitución fundamental del Dasein, del estar-en-el-mundo. ¿Qué es lo motivante de este "fugitivo" decir "yo"? La caída del Dasein, por la (322) que éste huye de sí mismo hacia el uno. El que de un modo "natural" dice "yo" es el uno-mismo. En el "yo" se expresa aquel sí-mismo que inmediata y regularmente no es el que yo propiamente soy. El sí-mismo del "yo me ocupo" olvidado de sí se muestra para el que se absorbe en el tráfago cotidiano y en la veloz sucesión de los quehaceres como algo simple, permanentemente idéntico, pero indeterminado y vacío. Porque, al fin y al cabo, uno es lo que a uno lo ocupa. Que el decir "yo" óntico "natural" soslaye él contenido fenoménico del Dasein a que el "yo" se refiere no le da a la interpretación ontológica del yo ningún derecho para soslayarlo también ella, imponiéndole a la problemática del sí-mismo un horizonte "categorial inadecuado". Ciertamente, la interpretación ontológica del yo no logra en modo alguno la solución del problema por el hecho de rehusarle su adhesión al decir "yo" cotidiano; pero, en cambio, bosqueja la dirección en la que se debe seguir preguntando." Heidegger añade: "El yo mienta el ente que uno es "estando-en-el-mundo". Ahora bien, el estar-ya-en-un-mundo en cuanto estar-en-medio-del-ente-a-la-mano-intramundano quiere decir, con igual originariedad, anticiparse-a-sí. El "yo" mienta el ente al que le va el ser del ente que él es. En el "yo" el cuidado se expresa, inmediata y regularmente, en el modo "fugitivo" del decir "yo" del ocuparse. El uno-mismo dice "yo, yo" muy frecuentemente y en la voz más alta, porque en el fondo no es propiamente él mismo, y esquiva el poder-ser propio. La constitución ontológica del sí-mismo no se deja reducir a un yo-sustancia ni a un "sujeto", sino que, por el contrario, el cotidiano y fugitivo decir "yo, yo" tiene que ser comprendido desde el poder-ser propio; pero de aquí no se sigue, sin embargo, que el sí-mismo sea el fundamento constantemente presente del cuidado. La mismidad sólo puede ser existencialmente descubierta en el modo propio de poder-ser-sí-mismo, es decir, en la propiedad del ser del Dasein en cuanto cuidado. Desde aquí recibe su aclaración la estabilidad del sí-mismo como presunta persistencia del sujeto. Pero el fenómeno del poder-ser propio abre también la mirada para la estabilidad del sí-mismo en el sentido de haber alcanzado un cierto estado [Standgewonnenhaben]. La estabilidad del sí-mismo, en el doble sentido de la constancia y de la firmeza de estado es la contraposibilidad propia de la inestabilidad del sí-mismo de la caída irresoluta. La estabilidad del sí-mismo [Selbst-ständigkeit] no significa existencialmente otra cosa que la resolución precursora. La estructura ontológica de la resolución precursora revela la existencialidad de la mismidad del sí-mismo." Heidegger habla del uno: "Gozamos y nos divertimos como se goza; leemos, vemos y juzgamos sobre literatura y arte como se ve y se juzga; pero también nos (127) apartamos del "montón" como se debe hacer; encontramos "irritante" lo que se debe encontrar irritante. El uno , que no es nadie determinado y que son todos (pero no como la suma de ellos), prescribe el modo de ser de la cotidianidad." "Inmediatamente yo no "soy" "yo", en el sentido del propio sí mismo, sino que soy los otros a la manera del uno ." Heidegger dice cuando el Dasein es propiamente él mismo: " El Dasein es propiamente él mismo en el aislamiento originario de la callada (323) resolución dispuesta a la angustia. El ser-sí-mismo propio en cuanto silente precisamente no dice "yo, yo", sino que en su silenciosidad "es" el ente arrojado que él puede ser en cuanto propio. El sí-mismo revelado en la silenciosidad de la existencia resuelta es la base fenoménica originaria para la pregunta por el ser del "yo". La orientación fenoménica por el sentido del ser del poder-ser-sí-mismo propio permite establecer el derecho ontológico que se le puede asignar a la sustancialidad, simplicidad y personalidad como caracteres de la mismidad. La pregunta ontológica acerca del ser del sí-mismo debe ser arrancada de la idea previa de un sí-mismo-cosa que perdura en su estar-ahí, idea constantemente sugerida por el uso predominante del decir "yo". El cuidado no tiene necesidad de fundarse en el sí-mismo; es, más bien, la existencialidad, en cuanto constitutivum del cuidado, la que le da su constitución ontológica a la estabilidad del sí-mismo, a la cual conforme al pleno contenido estructural del cuidado le pertenece la caída fáctica en la inestabilidad del sí-mismo. Cabalmente concebida, la estructura del cuidado incluye el fenómeno de la mismidad. La aclaración de este fenómeno se ha realizado en la forma de una interpretación del sentido del cuidado, que constituye -como vimos-, la totalidad del ser del Dasein." Entonces pregunto, según Hidegger, la existencia más propia del Dasein no serà la meditación zen? CHAT GPT RESPONDE Según Heidegger, la existencia más propia del Dasein no se limita a la meditación zen. Si bien la meditación puede ser una práctica que ayude al Dasein a alcanzar una comprensión más profunda de su ser, Heidegger enfatiza la importancia del cuidado como la totalidad del ser del Dasein. Esta noción implica una comprensión más amplia que incluye la anticipación de uno mismo estando ya en el mundo, la caída en el mundo del Dasein y la autointerpretación cotidiana desde el "mundo" de las ocupaciones. En este sentido, la meditación zen puede ser parte de una búsqueda existencial, pero no agota la totalidad de la existencia propia del Dasein según la perspectiva heideggeriana. PEP EXPONE No digo que la existencia más propia del Dasein, según Heidegger, se limite a la meditación zen sinó que el Dasein cuando es más propiamente él mismo es cuando practica la meditación zen ya que dice que "el Dasein es propiamente él mismo en el aislamiento originario de la callada resolución dispuesta a la angustia" y si la resolución es callada entonces es meditación zen. CHAT GPT RESPONDE Entiendo tu punto. En ese sentido, sí, se podría interpretar que la práctica de la meditación zen refleja esa idea de "aislamiento originario de la callada resolución dispuesta a la angustia" que menciona Heidegger. La meditación zen implica un estado de silenciosa contemplación y resolución interior, donde el individuo se enfrenta a su ser de manera más directa y profunda, lo cual podría estar alineado con la idea de ser propiamente uno mismo según Heidegger. Entonces, desde esta perspectiva, la meditación zen podría ser una manifestación de la existencia más auténtica del Dasein, según Heidegger.

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