Según Heidegger cotidianamente el Dasein es lo que hace.

§ 26. La coexistencia de los otros y el coestar cotidiano [...] En el análisis que hemos hecho hasta ahora, el ámbito de lo que comparece dentro del mundo fue reducido primeramente al útil a la mano o bien a la naturaleza puramente presente, esto es, a entes que no tienen el carácter del Dasein. Esta limitación era necesaria no sólo para simplificar el desaȬ rrollo, sino, sobre todo, porque el modo de ser del Dasein de los otros que compaȬ recen dentro del mundo se distingue del estar a la mano y del estarȬahí. El mundo del Dasein deja, pues, en libertad un tipo de ente que no sólo es enteramente difeȬ rente del útil y de las cosas, sino que, por su modo de ser de Dasein, y en la forma del estar-en-el-mundo está, él mismo, "en" el mundo en el que al mismo tiempo comparece intramundanamente. Este ente ni está-ahí ni es un ente a la mano, sino que es tal como el mismo Dasein que lo deja en libertad, también existe y existe con él. Si se quisiese, pues, identificar el mundo en general con el ente intramundano, habría que decir: el "mundo" es también Dasein. Pero, la caracterización del comparecer de los otros "se dirá" vuelve a tomar como punto de referencia al Dasein cada vez propio. [...] Los otros no comparecen en una aprehensión de sí mismo que empezaría por distinguir el propio sujeto, inmediatamente presente, de los otros sujetos, también presentes, es decir, no comparecen en una primaria mirada sobre sí mismo, que haría posible establecer el término de comparación de una diferencia. Los otros comparecen desde el mundo en el que el Dasein circunspectivamente ocupado se mueve por su misma esencia. Frente a las eexplicacionesf teoreticamente elucubraȬ das que fácilmente se nos imponen para dar cuenta del estar-ahí de los otros, será necesario atenerse firmemente al dato fenoménico ya mostrado de su comparecer en el mundo circundante. Este inmediato y elemental modo mundano de comparecer del Dasein es tan radical que incluso el Dasein propio sólo puede eencontrarsef primariamente a sí mismo si deja de mirar o simplemente aún no ve sus propias "vivencias" y el "centro de sus actos". El Dasein se encuentra inmediatamente a "sí mismo" en lo que realiza, necesita, espera y evita en lo a la mano de su inmediato quehacer en el mundo circundante. [...] E incluso cuando el Dasein se refiere explícitamente a sí mismo diciendo yoȬ aquí, esta determinación local de la persona debe ser comprendida desde la espaȬ cialidad existencial del Dasein. Al hacer la interpretación de esta espacialidad (§ 23), insinuamos ya que este yoȬaquí no se refiere a un punto privilegiado del espaȬ cio: el ocupado por la cosa yo, sino que se comprende como un estarȬen, es decir, partiendo del eallíf del mundo a la mano en el cual se mueve el Dasein en cuanto ocupación. [...] W. v. Humboldt1 ha llamado la atención sobre las lenguas que expresan el eyof por medio de un eaquíf, el etúf por un eahí ey el eélf por un eallíf, es decir pgramaticalmente formuladop que traducen los pronombres personales por adȬ verbios de lugar. Podría discutirse cuál es la significación originaria de los términos que expresan lugar: si la adverbial o la pronominal. Pero la discusión pierde su fundamento cuando observamos que los adverbios de lugar se relacionan con el yo en cuanto Dasein. eAquíf, eallíf y eahíf no son primariamente simples determinaȬ ciones locales del ente intramundano que está en ciertos lugares del espacio, sino caracteres de la espacialidad originaria del Dasein. Los presuntos adverbios de luȬ gar son determinaciones del Dasein: tienen primariamente significación existencial y no categorial. Pero tampoco son pronombres; su significación es anterior a la disȬ tinción entre adverbios de lugar y pronombres personales. La significación propiaȬ mente espacial que en relación al Dasein tienen estas expresiones demuestra empeȬ ro que una interpretación del Dasein no distorsionada por la teoría, comprende a éste inmediatamente en su espacialidad, es decir, en su (120) desalejante y direccioȬ nado eestar en mediof del mundo ocupándose de él. En el eaquíf, el Dasein sumiȬ do en el mundo no habla en dirección a sí, sino que, alejándose de sí, en dirección al eallíf de algo circunspectivamente a la mano; y sin embargo, pese a ello, se menȬ ciona a sí mismo en su espacialidad existencial. [...] El Dasein inmediata y regularmente se comprende desde su mundo; y de un modo semejante, la coexistencia de los otros comparece en múltiples formas desde lo que está a la mano dentro del mundo. Pero, incluso cuando los otros son de alguna manera tematizados en su Dasein, no comparecen como personasȬcosas que estuvieranȬahí, sino que los encontramos een el trabajof, es decir, primariamente en su estarȬenȬelȬmundo. Incluso cuando vemos al otro simplemente eestando ahí ociosof, no lo aprehendemos jamás como una cosaȬhumana que estuviera ahí, sino que el eestar ahí ociosof es un modo existencial de ser: el descuidado y desaperciȬ bido permanecer en todo y en nada. El Dasein coexistente comparece en el mundo. [...] El Dasein propio, lo mismo que la coexistencia de los otros, comparece inȬ mediata y regularmente desde el mundo en común de la ocupación circunmunȬ dana. El Dasein, al absorberse en el mundo de la ocupación, y esto quiere decir también, en el coestar que se vuelve hacia los otros, no es él mismo. ¿Quién es enȬ tonces el que ha tomado entre manos el ser en cuanto convivir cotidiano? § 27. El ser-sí-mismo cotidiano y el uno El resultado ontológicamente relevante del análisis anterior del coestar consiste en haber hecho ver que el "carácter de sujeto" del propio Dasein y del Dasein de los otros se determina existencialmente, esto es, se determina a partir de ciertas formas de ser. En las cosas que nos ocupan en el mundo circundante comparecen los otros como lo que son; y son lo que ellos hacen. SER Y TIEMPO. Martin Heidegger.

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