Futuro propio
Nota. Voy a destacar el siguiente fragmento de Ser y tiempo de Martin Heidegger para comprender el futuro propio o futuro originario.
Futuro, haber-sido, presente, muestran los caracteres fenoménicos del "hacia-sí" ["Auf-sich-zu"], del "de-vuelta-a" ["Zurück auf"] y del "hacer-comparecer-algo" (329) ["Begegnenlassen von"]. Los fenómenos del "hacia...", del "a...", del "enmedio de..." manifiestan la temporeidad como lo ȱπΎΗΘ΅ΘΎϱΑȱ por excelencia. Temporeidad es el originario "fuera de sí", en y por sí mismo. Por eso, a los fenómenos de futuro, haber-sido y presente ya caracterizados los llamamos éxtasis de la temporeidad. La temporeidad no es primero un ente que, luego, sale de sí, sino que su esencia es la temporización en la unidad de los éxtasis. Lo característico del "tiempo"
accesible a la comprensión vulgar consiste, entre otras cosas, precisamente en que
en él, en cuanto pura secuencia-de-ahoras sin comienzo ni fin, queda nivelado el
carácter extático de la temporeidad originaria. Pero, esta misma nivelación se funda, en virtud de su sentido existencial, en una determinada temporización posible,
a través de la cual la temporeidad, en cuanto impropia, temporiza dicho "tiempo".
Por consiguiente, si se demostrara que el "tiempo" accesible a la comprensión común del Dasein no es originario, sino que deriva de la temporeidad propia, quedaría justificado que, conforme al principio a potiori fit denominatio, llamemos tiempo
originario a la temporeidad ahora puesta al descubierto.
En la enumeración de los éxtasis hemos nombrado siempre en primer lugar
el futuro. Con ello quiere indicarse que el futuro tiene una primacía en la unidad
extática de la temporeidad originaria y propia, si bien es cierto que la temporeidad no surge por adición y sucesión de éxtasis, sino que se temporiza siempre en la cooriginariedad de los mismos. Pero, dentro de ésta, los modos de la temporización son diferentes. Y la diferencia consiste en el hecho de que la temporización se puede determinar primariamente desde los distintos éxtasis. La temporeidad
originaria y propia se temporiza desde el futuro propio, de tal suerte que, sólo por ser venideramente sida, ella despierta el presente. El fenómeno primario de la temporeidad
originaria y propia es el futuro. La primacía del futuro variará de acuerdo con la temporización modificada de la temporeidad impropia, pero se manifestará también en el "tiempo" derivado.
El cuidado es estar vuelto hacia la muerte. La resolución precursora fue definida como el estar vuelto en forma propia hacia la posibilidad de la absoluta imposibilidad del Dasein, tal como fue caracterizada. En semejante estar vuelto hacia su
fin, el Dasein existe en forma propia y en su integridad, como aquel ente que él "arrojado en la muerte" puede ser. El Dasein no tiene un fin en el que solamente
termine, sino que existe de un modo finito. El futuro propio, temporizado primariamente por la temporeidad que constituye el sentido de la resolución precursora, se
revela así, también él, como finito. Es cierto, pero ¿"no sigue el tiempo su marcha" a
pesar de que yo no exista más? ¿Y no puede haber todavía "en el futuro" una cantidad ilimitada de cosas que vendrán desde él?
A estas preguntas hay que responder afirmativamente. Sin embargo, ellas no
implican ninguna objeción contra la finitud de la temporeidad originaria porque
no tratan en absoluto de ella. No está en cuestión lo que pueda todavía suceder "en
un tiempo que sigue su marcha", ni lo que pueda comparecer para un dejar-venir-a-sí "desde ese tiempo", sino cómo está determinado originariamente en sí mismo
el dejar-venir-a-sí en cuanto tal. Su finitud no quiere decir primariamente una cesación, sino que es un carácter de la temporización misma. El futuro originario y propio es el hacia-sí, hacia ese sí que existe como la posibilidad insuperable de la nihilidad. El carácter extático del futuro originario consiste precisamente en que él
clausura el poder-ser, es decir, que él mismo está clausurado y, en cuanto tal, hace
posible el comprender existentivo resuelto de la nihilidad. El modo originario y
propio del venir-a-sí es el sentido del existir en la nihilidad más propia. Con la tesis
de la finitud originaria de la temporeidad no se niega que "el tiempo siga su marcha", sino que esa tesis sólo pretende mantener con firmeza el carácter fenoménico
de la temporeidad originaria que se muestra en lo proyectado en el proyecto existencial originario del Dasein mismo.
La tentación de pasar por alto la finitud del futuro originario y propio y, por
consiguiente, la finitud de la temporeidad, o de considerarla imposible a priori, proviene del constante presionar de la comprensión vulgar del tiempo. Si ésta conoce,
con toda razón, un tiempo ilimitado y tan sólo éste, con ello no se ha demostrado
aún que también comprenda ese tiempo y su "infinitud". ¿Qué quiere decir eso de
que "el tiempo sigue su marcha" y que "sigue pasando"? ¿Qué sentido tiene, en
general, ese "en el tiempo" y, en particular, la expresión "en el futuro" y "desde el
futuro"? ¿En qué sentido "el tiempo" es ilimitado? Todo ello exige ser aclarado si
las objeciones corrientes contra la finitud del tiempo originario no quieren quedar
sin base. Pero esta aclaración sólo se podrá hacer si se ha logrado un planteamiento
adecuado del problema de la finitud e infinitud. Y éste surge de la visión comprensora del fenómeno originario del tiempo. El problema no puede formularse
así: ¿cómo se convierte el tiempo infinito "derivado", "en el cual" lo que está-ahí llega
a ser y deja de ser, en temporeidad originaria finita?, (331) sino ¿cómo surge de la
temporeidad finita propia la temporeidad impropia, y cómo temporiza ésta, en
cuanto impropia, un tiempo infinito desde el tiempo finito? Tan sólo porque el
tiempo originario es finito puede el tiempo "derivado" temporizarse como infinito.
En el orden de la aprehensión comprensora, la finitud del tiempo se tornará plenamente visible sólo cuando se haya aclarado el "tiempo ilimitado", para ser contrastado con ella.
El análisis de la temporeidad originaria hecho hasta aquí puede resumirse
en las siguientes tesis: el tiempo es originariamente temporización de la temporeidad, y en cuanto tal posibilita la constitución de la estructura del cuidado. La temporeidad es esencialmente extática. La temporeidad se temporiza originariamente
desde el futuro. El tiempo originario es finito.
SER Y TIEMPO. Martin Heidegger.
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